La importancia del protector solar

Ahora que se acerca el veranito, el buen tiempo, y las escapadas a la playa, estamos más expuestos a la radiación solar que en ningún otro momento del año. Hoy os quiero hablar sobre las radiaciones ultravioletas y los efectos que tienen en nuestra piel. El objetivo de este post es conocer sus efectos, concienciarnos de sus perjuicios, y saber cómo proceder para protegernos de ellos.

La radiación ultravioleta se puede dividir en A,B y C dependiendo de su longitud de onda. Los UVC apenas alcanzar la superficie terrestre. Producen un enrojecimiento visible de la piel a las 6 horas y una pigmentación ligera. Los UVB son los relacionados con el cáncer cutáneo, y además causan atrofia de la epidermis y aumento del grosor de la piel. Provocan enrojecimiento a las 12-24 horas tras tomar el sol, broncean entre las 48-72 horas y permiten la síntesis de vitamina D. Por último, los UVA penetran más profundamente en la piel y son los responsables del fotoenvejecimiento, degeneración del colágeno y la eslastina. Producen enrojecimiento y pigmentación rápida.


Así, los efectos a corto plazo de la radiación ultravioleta serán: enrojecimiento de la piel y quemadura solar, bronceado inmediato (por los UVA), bronceado retardado (UVB) en 48-72 horas (más parduzco), engrosamiento de la piel, cambios inmunológicos y síntesis de vitamina D.
Por otro lado, los efectos a largo plazo son fundamentalmente dos: el fotoenvejecimiento: piel seca, arrugas, manchas cutáneas, comedones, pérdida de la traslucencia y eslasticidad de la piel, dilatación de los vasos sanguíneos cutáneos... y la fotocarcinogénesis, es decir, inducción de mutaciones a nivel del ADN de las células de la epidermis, con la formación de lesiones precancerosas que pueden evolucionar en cáncer.


Nuestro propio organismo tiene defensas contra la radiación ultravioleta:  produce melanina, la epidermis se engrosa, se producen enzimas antioxidantes, se detiene la proliferación celular, se ponen en marcha sistemas de reparación del ADN y se activa el sistema inmunológico contra las células mutadas... Pero también tenemos que poner nosotras de nuestra parte, evitando la exposición solar y usar fotoprotectores anti UVB y anti UVA.

Los filtros solares que tenemos a nuestra disposición son los tópicos, es decir, los que aplicamos sobre nuestra piel. Actúan bien mediante reflexión de la luz (filtros físicos) o bien por absorción de la luz (filtros químicos). Aunque la mayoría de los fotoprotectores usan una combinación de ambos mecanismos. Pero recordad, que no hay mejor protección que la propia ropa o un sombrero ;)
Es importante que conozcáis vuestro fototipo de piel para elegir un filtro u otro. El fototipo es la capacidad de la piel para reaccionar con enrojecimiento o con pigmentación a la exposición solar. Así, por ejemplo, si tienes la piel clara, ojos claros, te quemas fácilmente y te bronceas poco (fototipo II) necesitarás de mayor protección que una persona de piel y pelo moreno, que rara vez se quema y se broncea siempre (fototipo IV).

Es importante tener en cuenta que los filtros solares son para proteger la piel de las radiaciones ultravioletas, no para incrementar el tiempo de exposición solar. Debemos evitar la exposición solar entre las 12 y las 16 horas solares. Hay que tener en cuenta los factores meteorológicos: las nubes NO filtran la radiación UV, en un día nublado y/o con viento es posible quemarse. Hay que llevar prendas adecuadas: gorro, camiseta, gafas de sol... y tampoco exponer a los niños al sol, sobre todo si son menores de 3 años.

Y vosotras, ¿os protegéis del sol?